Ciclo C

Exposición del Santísimo Y Oración

 

Exposición del Santísimo 

En San Pedro Apóstol TODOS LOS JUEVES de 19.30 a 20.30

En Santa María TODOS LOS DOMIGOS de 19.00 a 19.30

En Las Mínimas TODA la mañana de 9.30 a 13.00

 

 

 

 

 

 

SOLEMNIDAD DE JESUCRISTO REY DEL UNIVERSO. 20 de noviembre de 2022

2Sam 5,1-3: Lo ungieron como rey de Israel.

Sal 121: Vamos alegres a la casa del Señor.

Col 1,12-20: En Él quiso Dios que residiera toda la plenitud.

Lc 23,35-43: “Este es el rey de los judíos”.

 

La hora a la que se comienza a leer o escuchar esta reflexión marcará el inicio de un manojo de minutos tras los cuales el mundo seguirá siendo el mismo o, a lo sumo, habrá cambiado todo lo que dan de sí cinco o seis minutos, que, en una perspectiva general, va a ser más bien poco o mucho. Esto no depende absolutamente de la cantidad de tiempo transcurrido, sino de lo que nos hayamos empeñado en proyectar, hacer o en omitir. Está claro que el tiempo no es para nosotros ni un problema ni una solución, sino una oportunidad y que, sin control sobre él para estirarlo o reducirlo, sí que escogemos cómo lo invertimos: cómo nos invertimos a nosotros mismos para que lo que somos tenga consistencia.

Tres cuentas atrás se pusieron en marcha en el Calvario. Cuando el tiempo se mide conscientes de un tope próximo, se aviva la consciencia de la necesidad de aprovecharlo bien. Los romanos tenían costumbre de situar en la parte alta del poste vertical de ejecución el motivo de la condena. Los evangelios no hablan sobre el letrero de los dos compañeros del Maestro, pero seguramente referirían algo relativo al robo y tal vez a ciertos delitos de sangre provocados por el intento de quedarse con lo ajeno. Quienes pasaran por allí lo verían y les daría pistas para observar a esos dos condenados partiendo de esas indicaciones.

El tiempo se les acababa a los tres condenados y lo invirtieron de modo muy distinto. Uno en continuidad con lo que había hecho, indiferente al mal causado y manifestando arrogancia y provocación. Aseguraba el sinsentido de su vida, por haberla malgastado, hasta el fin. El segundo con una mirada de arrepentimiento reconocía el mal cometido y se abría a la esperanza. Jesucristo se la regala prometiéndole Paraíso. La cartelera de su cruz ofrecía un mensaje ambiguo: Rey de lo judíos. ¿Con pretensiones políticas? ¿Religiosas? ¿Un producto de la confusión de Pilatos tras una condena irregular? A nosotros nos delata el significado de la solemnidad de este último domingo del tiempo ordinario: la soberanía de Jesús como Señor del universo, algo paradójico, pero muy vinculado al tiempo.

“En Él fueron creadas todas las cosas”. La expresión de san Pablo incluye al tiempo. Sin embargo lo que hace Cristo en la cruz no es alargar el tiempo de vida de los vecinos del Gólgota descolgándolos para retomar la vida como antes ni se lo acorta para evitarles una agonía prolongada, sino que les da sentido para que sus vidas no hayan sido un fracaso. Este sentido viene directamente del amor de Dios. El “hoy estarás conmigo en el Paraíso” es una declaración de "Dios Padre te ama y quiere estar contigo para siempre”. Lo último que hizo el ladrón que recibió de Jesús este regalo fue mirar su vida lastimada y desgarrada para ofrecérsela a Dios, para que Él la sanase de algún modo. Todo lo que le ofreció quedó en el corazón en la memoria del Padre por su Hijo para descansar eternamente en su Paz. Y Cristo se manifestó con una soberanía, con un poder inaudito para llenar de belleza un tiempo maltratado para que todo tiempo humano, toda vida, está abierta a la esperanza, tenga sentido. El universo no es nada sin su presencia.

La realeza de Cristo recapitula todo en su corazón, donde comparte todo con el Padre, y nos convierte a nosotros también en reyes, pues nos da poder de acoger la esperanza y para que nuestro tiempo sea un lugar para el encuentro con Dios, lo que da sentido a cuanto somos. 

Programación Pastoral 2021-2022