Ciclo A

Exposición del Santísimo Y Oración

 

Exposición del Santísimo 

En San Pedro Apóstol TODOS LOS JUEVES de 19.30 a 20.30

En Santa María TODOS LOS DOMIGOS de 19.00 a 19.30

En Las Mínimas TODA la mañana de 9.30 a 13.00

 

 

 

 

 

 

DOMINGO XXIII DEL T. ORDINARIO (ciclo A). 10 de septiembre de 2023

Ez 33,7-9: Te he puesto de atalaya en la casa de Israel.

Sal 94: Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: «No endurezcáis vuestro corazón».

Rm 13,8-10: A nadie le debáis nada, más que amor.

Mt 18,15-20: Si te hace caso, has salvado a tu hermano.

De cuando en cuando, más de lo que quizás nos parezca, Dios no solo manda para uno mismo sino también para los demás. Es decir, que Dios manda que mandes, pide que estés pendiente de las cosas propias y de las de los otros, pero en el amor, en todo lo que favorezca el bien.

            El amor es una deuda extraña que adquirimos de un modo libre y en la medida en que nos sabemos amados. La Ley promulgada por Dios busca el amor entre los recovecos del actuar humano. Uno a uno, los mandamientos principales y los derivados pueden aparecer con el peso de una carga excesiva e impracticables en su totalidad, porque, si no hay despiste por aquí lo habrá hacia allá. En cambio, el amor permite abrazar los mandamientos en global y superar un cumplimiento que busca evitar la infracción, para sumergirse en las mismas entrañas de Dios.

            Una de las concreciones del amor, recogido en las obras de misericordia espirituales, es “corregir al que yerra”. Las equivocaciones pueden ser producto de las limitaciones propias, de la falta de pericia, descuido, cansancio…, donde no hay maldad, o por una decisión personal, que ya procura un daño. Estas últimas son los pecados, libres adhesiones al mal en mayor o menor grado. La corrección al que se equivoca es más sencilla en el primero de los casos. Se complica en el segundo, pero es más necesaria. Mateo parece ofrecer un protocolo seguido por alguna comunidad cristiana en el caso de encontrarse con un díscolo en la comunidad cuyo comportamiento está alterando su vida y la del grupo de fe. Habría que tener en cuenta unos elementos importantes para realizar la corrección: 1. Es un mandato de Dios, por lo tanto basado en la obediencia de hijo y en pro de la fraternidad. 2. No se juzga a la persona, sino que se distingue un acto o situación dañina que hay que revertir. 3. La conciencia de pecador de quien corrige. 4. El impulso viene del Espíritu que envía así a ejercer la misericordia.

Tenemos cierta responsabilidad en lo que hacen mal los otros, al menos para hacérselo saber y mostrarles su equivocación. La correlación con la sentencia de que lo que se ata en la tierra quedará atado en el cielo parece vincular esa autoridad para ayudar al otro en su salvación con la construcción del Reino y la preparación para la salvación. 

Programación Pastoral 2021-2022