Ciclo C

Exposición del Santísimo Y Oración

 

Exposición del Santísimo 

En San Pedro Apóstol TODOS LOS JUEVES de 19.30 a 20.30

En Santa María TODOS LOS DOMIGOS de 19.00 a 19.30

En Las Mínimas TODA la mañana de 9.30 a 13.00

 

 

 

 

 

 

DOMINGO II DE CUARESMA (ciclo C). 13 de marzo de 2022

Gn 15,5-12.17-18: “Mira al cielo, cuenta las estrellas si puedes”.

Sl 26: El Señor es mi luz y mi salvación.

Fp 3,17-4,1: El transformará nuestra condición humilde según el modelo de su condición gloriosa.

Lc 9,28b-36: “Este es mi Hijo, el escogido, escuchadlo”.

 

Por ser tres eran más, pero no más luminosos. Pedro, Santiago y Juan, llevaban consigo sus luces y sus sombras, lo humanamente posible, deficiencias incluidas. Quiso el Maestro que lo acompañaran a una montaña alta para enseñarles más luz, otra luz superior a la humana que no dejaba de ser humana. Jesús, el Nazareno, era la Luz, si bien no siempre les parecía nítida a la multitud ni a los más próximos.

               A Abraham Dios le mostró los luceros del firmamento en la noche estrellada. Eran muchos, pero los mismos que tantas veces este pastor habría contemplado, bellas e incontables las estrellas. El Señor invitó a mirar de otro modo, por medio de una promesa. Al hombre a punto de agotar su linaje por no tener hijos con su esposa, se le abre la expectativa de una descendencia numerosa, porque su Dios le aporta una luz más brillante que la de las estrellas en la noche, la esperanza. Esta es posible por la confianza en el Señor.

               Lo que encontraron aquellos tres apóstoles en la cima de la montaña fue la luz de una esperanza necesaria. Cristo se transfigura anticipando la resurrección y se muestra así a ellos que tienen que despabilarse para contemplarlo. Mientras nuestras cosas nos adormecen, la gloria del Señor activa nuestros ojos, porque nos hace ver algo que, aunque no esté todavía logrado completamente, nos pone en camino, nos hace trabajar, nos alienta para el combate. Por eso no era ocasión de hacer allí tres tiendas para Jesús y sus amigos Moisés y Elías, sino para descender de nuevo junto con los otros discípulos y retomar el camino del discipulado, que pasa por no comprender del todo al Maestro, a veces nada, pero acompañarlo hasta su entrega en la Cruz.

               Este era el tema de conversación de Moisés y Elías con Jesús. El Antiguo Testamento, Ley y Profetas, giran en torno a la Pasión del Hijo del Altísimo.  La Palabra de Dios es luminosa, aunque esta claridad solo puede percibirse sino desde la clave de la muerte y resurrección de Cristo. El Padre pedía prestarle atención: “Este es mi Hijo, el escogido, escuchadlo”, mientras una nube cubría a los que contemplaban la escena.

               Aquella nube recuerda a la que guiaba por el día al Pueblo de Israel por el desierto tras la salida de Egipto y la tradición cristiana la identifica con el Espíritu Santo. Convergen la Luz de Cristo transfigurado y la sombra de la nube del Espíritu; la claridad y el misterio impenetrable. Haremos aproximaciones a Dios, pero nunca hasta alcanzar a comprender por completo. Más bien nos pone en marcha hacia Él con la alegría del que se acerca cada vez más en un camino inagotable y que, sin embargo, descansa, porque, a más Dios en nuestras vidas, más gozo, más caridad, más confianza, más esperanza.

               Descendieron los tres con su Maestro con más luces en su corazón llegadas a través de los ojos y del oído: la del Hijo transfigurado que anticipaba su resurrección, la de la Palabra de Dios interpretada desde la muerte del Salvador, la del Padre pronunciando el nombre de Hijo para que lo escuchen. Todo ello no despejará las tinieblas de la incomprensión del destino de Jesús cuando su pasión, pero los abrirá a otra luz que germinará cuando llegue el Espíritu en Pentecostés. Dios siembra claridades y, donde encuentra un terrero dispuesto, hará que broten para dar fruto en el momento oportuno en los que caminan hacia Él, amigos de la Cruz que nos hace mirar hacia adelante y hacia arriba para no detenernos en las cosas que, pareciendo luminosas, se agostan y pasan.

Programación Pastoral 2021-2022