Ciclo B

Exposición del Santísimo Y Oración

 

Exposición del Santísimo 

En San Pedro Apóstol TODOS LOS JUEVES de 19.30 a 20.30

En Santa María TODOS LOS DOMIGOS de 19.00 a 19.30

En Las Mínimas TODA la mañana de 9.30 a 13.00

 

 

 

 

 

 

DOMINGO XXIII DEL T. ORDINARIO (ciclo B). 8 de septiembre de 2024

Is 35,4-7a: “Mirad a vuestro Dios que trae el desquite, viene en persona”.

Sal 145: Alaba, alma mía, al Señor.

St 2,1-5: No juntéis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con el favoritismo.

Mc 7,31-37: «Effetá», esto es: «Ábrete».

 

Va de paso el Maestro de camino hacia su tierra, Galilea, y en cierto lugar le presenta a un hombre sordomudo. Él lo cura y la gente proclama el milagro alabando a Jesús, aunque Él les pide que guarden silencio. Puede resumirse en pocas palabras la esencia del episodio. Si vamos a los detalles encontraremos más sustancia.

               Podríamos hablar de los personajes que intervienen. Por un lado Jesús, por otro el hombre sordomudo y el gentío. El Maestro se ha ganado la fama de taumaturgo, capaz de enderezar situaciones torcidas, de curar a los enfermos. No suele ir directamente a los enfermos, sino que los llevan a Él, se los presentan, como a este hombre con una importante discapacidad, el segundo de los protagonistas. En él todo es recibir o dejarse hacer: lo llevan al Maestro, él lo aparta de la gente, hace con él un extraño rito sobre sus oídos y su lengua y es curado. Es también el máximo beneficiado de la acción de Jesús. El tercer personaje es grupal: la gente. Son los que intervienen como intercesores para acercar a Jesús a la persona que necesita su intervención y los que acaban admirando lo sucedido y proclamándolo, a pesar del deseo de Jesús de que no se sepa. Su papel de mediación es fundamental, pero Jesús, para curar al hombre sordomudo, lo aparta de ellos y se queda a solas con él, para devolverlo de nuevo a la comunidad. Es grupo de personas cuida de los suyos, acerca a Dios; sin embargo, no debe impedir el encuentro personal con el Hijo de Dios para que se produzca la sanación en una relación personal de tú a tú. Por último hay otros dos personajes de los que no se habla directamente, sino cuya presencia la revela Jesús por sus gestos: cuando mira al cielo, alusión al Padre, cuando suspira, remitiendo al Espíritu, como sucede en la Creación el ser humano, según el relato del Génesis. Esta curación es un acto de recreación, en relación estrechísima con la creación del ser humano por Dios, cuando le dio forma de tierra del suelo, lo humedeció con su Espíritu y le insufló un aliento vital. Jesús realiza visiblemente la misericordia del Padre, que no se olvida de sus hijos.

               Por eso, la presencia de Jesús en nuestras vidas, que viene anticipada proféticamente en lo que describe el profeta Isaías como una realidad regeneradora, la ofrece al corazón fe y esperanza, que lo fortalece para que no sea cobarde, sino confiando en Dios. Por otra parte, el cuidado de unos a otros, rechazado cuando existen favoritismos por motivos económicos como denuncia Santiago en su carta, acerca también a Dios, nos revela esta misma ternura divina en los hermanos, por lo que ejercemos de curadores, al modo de Jesús, por el mismo Espíritu que habita en nosotros y que nos lleva a la caridad fraterna y que, por medio de nuestras acciones fraternas, el mundo entero dé gloria a Dios. 

Programación Pastoral 2021-2022