Ciclo B

Exposición del Santísimo Y Oración

 

Exposición del Santísimo 

En San Pedro Apóstol TODOS LOS JUEVES de 19.30 a 20.30

En Santa María TODOS LOS DOMIGOS de 19.00 a 19.30

En Las Mínimas TODA la mañana de 9.30 a 13.00

 

 

 

 

 

 

FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA. JORNADA POR LA FAMILIA Y POR LA VIDA. (ciclo B). 31 de diciembre de 2023

Ecl 2,6.12-14: El que honra a su padre expía sus pecados, el que respeta a su madre acumula tesoros.

Sal 127: ¡Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos!

Col 3,12-21: El Señor os ha perdonado, haced vosotros lo mismo.

Lc 2,22-40: “Mis ojos han visto a tu salvador”.

 

Los ancianos suelen contar los días de su vida, hacia atrás y hacia adelante. Con perspectiva en retroceso, llevan las cuentas de lo que hicieron, y cuando aventuran su futuro, de lo que aún les gustaría hacer. El tiempo pasado se recuerda en activo, el que está por llegar más en pasivo, antes hicieron ahora, más bien, se dejan hacer. Pero existe un elemento que condiciona historia y provoca que pueda estar hinchada de quejas o de sonrisas y caricias: la esperanza.

Lucas nos habla de dos abuelitos desde esta doble perspectiva indicando su identidad por lo que han venido haciendo y siendo. Su historia, la de ambos, está trabada en un argumento que se sostiene en la relación con su Dios, un Señor amigo de la vida, que promete y alienta a esperar. En torno a la esperanza del niño Salvador, Simeón cuenta sus días aguardando el cumplimiento de la promesa. No espera con los brazos extendidos a que llegue el final de sus días, sino el principio, lo que le da sentido a todo lo vivido. En el momento en que recibe al hijo de María y José, al Hijo de Dios hecho carne, sostiene el milagro de la vida que llena de sentido toda vida humana y toda circunstancia humana, desde la concepción hasta la expiración.

A la vida se la puede atacar desde muchos flancos. Los más desconcertante son las agresiones que se producen cuando se piensa que se la está protegiendo. La situación de pecado en la que nos encontramos sumergidos por un despropósito frente a la familia trinitaria: la desobediencia al Padre, el olvido de la muerte y resurrección de Cristo y la indiferencia ante el Espíritu, lleva, en sus consecuencias más lamentables, a la desesperanza. Por lo tanto, a la pérdida del sentido global, armonioso, absoluto.

El pecado puede provocar el conflicto, pero, aún peor, considera todo conflicto, aun natural, irresoluble y propone más pecado como solución. Esta tesitura amarga, dramática, puede llevar a plantear una visión de los que somos desde la desesperanza, o, lo que es lo mismo, desde el conflicto perpetuo donde la única solución es restringir, coartar, asfixiar, apagar algunas de las vidas que en esa maraña de desenvuelven. Desde la desesperanza, la pérdida vendrá siempre de la parte más vulnerable. Así se apañan en buena medida las ideologías.

El mirar de la Iglesia, que comparte con Simeón, con Ana, con María y José y el mismo Dios, llena sus ojos de niño, esto es, de esperanza. No evita mirar al pecado y lo que destruye, pero cimienta su visión desde la promesa de vida de Dios y se deja sostener por le esperanza en este mismo Dios. Consciente de las limitaciones humanas, pone su confianza en la misericordia divina, pero hace trabajar a los hombres, en quienes Dios mismo ha depositado su esperanza. Aborda los conflictos en su complejidad, sin simplificaciones, pero extendiendo los brazos para que llegue el salvador y con su luz amanse los corazones y avive la alegría para poder descansar en paz. 

Programación Pastoral 2021-2022