Ciclo A

Exposición del Santísimo Y Oración

 

Exposición del Santísimo 

En San Pedro Apóstol TODOS LOS JUEVES de 19.30 a 20.30

En Santa María TODOS LOS DOMIGOS de 19.00 a 19.30

En Las Mínimas TODA la mañana de 9.30 a 13.00

 

 

 

 

 

 

DOMINGO VI DE PASCUA (ciclo A). PASCUA DEL ENFERMO. 14 de mayo de 2023

Hch 8,5-17: La ciudad se llenó de alegría.

Sal 65: Aclamad al Señor, tierra entera.

1Pe 3,1.15-18: Estad siempre dispuestos siempre para dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza, pero con delicadeza y con respeto.

Jn 14,15-21: El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama.

 

Lo que se vive dentro de la casa queda oculto a los ojos de los de fuera. Solo haciéndoles partícipes de aquellas experiencias internas se podrán conocer las entrañas de la vida familiar.

Jesucristo abre las puertas de su casa para que conozcamos a su familia. Nos presenta al Padre misericordioso, del que ha dado testimonio con palabras y obras y, sobre todo, con su propia vida. Quien ve al Hijo encarnado ve al Padre. También nos introduce al Espíritu Santo, del que habla con una promesa, como Aquel que seguirá introduciéndonos en la vida familiar divina para conocer, vivir y amar. Porque este saber sobre Dios solo puede realizarse realmente si se pasa tiempo con Él y se participa de lo que en su hogar se comparte como lo más precioso: el amor. El cumplimiento del mandato del Maestro no pide otra cosa que amar a Dios y al prójimo, y esto no será posible sin ejercicio de amor. El Espíritu Santo viene en nuestra ayuda.

Del Espíritu Santo habla la primera lectura del libro de los Hechos de los apóstoles. Se produce un avance en la expansión de la Buena Noticia, porque Felipe, el diácono, se dirige a la tierra de los rebeldes israelitas pero no judíos, los samaritanos. Lleva consigo los tesoros de su hogar, la Iglesia, para compartirlos con quienes todavía no conocen a esta familia recién concebida. La Palabra proclamada y explicada y los signos milagrosos convencen a los habitantes de Samaria. La ciudad se llenó de alegría. Muchos recibirán el bautismo. Pero después llegarán los apóstoles Pedro y Juan para acreditar la labor de Felipe con el sello apostólico para que reciban el Espíritu Santo con la imposición de manos. Sin el Espíritu no se puede prosperar en la fe ni en la esperanza ni en la caridad ni en la vida fraterna de la Iglesia ni en la comunión con Dios y con los hermanos.

Volviendo de nuevo a la imagen de la familia, cuando lo que se vive dentro es luminoso y gozoso, no cuesta compartirlo con los otros. Al invitar la Primera Carta de Pedro a dar razón de la esperanza, mueve a comunicar con razones la experiencia de la paternidad de Dios, de la salvación de Cristo y de la comunión fraterna eclesial. Los argumentos han de ir acompañados, más decisivo aún, por el testimonio de una vida acorde con lo que pide la fe cristiana. El pecado de esta familia, no pocas veces escandaloso, no debe abocar al complejo sino al esfuerzo por transparentar los frutos del Espíritu en nosotros y a explicar con claridad la alegría de la fe cristiana.

Por tanto, nuestra forma de vida visibiliza que el Padre nos ama, que el Hijo está vivo y da vida y que el Espíritu Santo trabaja en su Iglesia, porque los cristianos son fecundos a las obras de misericordia y las razones de su fe. El testimonio más patente de la presencia y asistencia de Dios a su Iglesia es ver cómo los cristianos se quieren y buscan con apertura compartir el gozo de su fe en Cristo para que otros también puedan participar de esta familia. El creyente quiere el bien de todos y, para él, no hay mayor regalo que pertenecer al número de los hijos del Dios.

La familia de Cristo ha de tener especial cuidado con los desfavorecidos, para compartir con ellos el amor de Dios que penetra en la adversidad y el sufrimiento para traspasarlos y acercar al misterio de Cristo muerto y resucitado. Lo recordamos en esta Pascua del enfermo y lo hacemos al modo cristiano, en familia; una familia que no quiere dejar de cuidar y orar por quienes tienen mermada la salud, en aras de la salud plena y eterna. 

Programación Pastoral 2021-2022