Am 7,12-15: El Señor me sacó de junto al rebaño… “Ve y profetiza a mi pueblo”.
Sal 84: Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Ef 1,3-14: Nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales.
Mc 6,7-13: Llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos.
¿Qué sería de los pueblos sin los comerciantes o sus proveedores? Les sobrevendría irremediablemente una muerte total, en muchos sentidos. La subsistencia y el crecimiento de una población depende de quienes pueden aportarle y llegan de fuera con sus mercancías, también de lo que el lugar puede ofrecer de lo suyo y que llegue a otros sitios.
Cuanta más compleja era una sociedad, más necesidad tenía de vendedores y compradores de muchas clases, con muchos productos. Qué bullicio los días de mercado, qué alegría. La llegada de los comerciantes se vivía como un verdadero acontecimiento y como indicativo de que el pueblo estaba vivo. La atención se cernería sobre todo en aquellos que viesen por primera vez: ¿Qué traerían? ¿Qué nuevos productos iban a ofrecerles?
¿Qué pensarían, pues, a ver llegar a esos forasteros enviados por Jesús a su pueblo, en la Galilea rural, de dos en dos y sin una mercancía visible? Al constatar que iban de vacío podían despertarse sospechas e inquietudes. Tampoco serían ajenos a las visitas de charlatanes.
Por otra parte, ¿cómo llegaría ese sexteto de parejas de discípulos a cada pueblo? ¿Habría miedo, nervios, tensión, gozo…? Quizás pudieron sentirse un tanto desamparados, sin una mercancía material que poder ofrecer.
Para tener en cuenta:
Ofrecían, por tanto, lo que ellos mismos vivían y experimentaban con su Maestro, la presencia de Dios con nosotros, el mejor de los productos, el género de mayor calidad para la vida eterna, para la salvación. ¿Quién podrá negarse a recibir tanto bueno? ¿Quién podrá rechazar la invitación del Señor a participar de esta misión? Así quedaban enriquecidos quienes ofrecían y quienes recibían, con el contagioso don de querer compartir con otros, también quien acaba de recibir.