Ciclo C

Exposición del Santísimo Y Oración

 

Exposición del Santísimo 

En San Pedro Apóstol TODOS LOS JUEVES de 19.30 a 20.30

En Santa María TODOS LOS DOMIGOS de 19.00 a 19.30

En Las Mínimas TODA la mañana de 9.30 a 13.00

 

 

 

 

 

 

DOMINGO I DE CUARESMA (ciclo C). 9 de marzo de 2025

Dt 26,1-2.4-10: Te postrarás delante de Él.

Sal 90: En el peligro, Señor, estás conmigo.

Rom 10,5-13: La palabra está cerca de ti, en tu boca y en tu corazón.

Lc 4,1-13: Fue conducido por el Espíritu al desierto, donde fue tentado.

 

Dios Padre daba la mano a su Hijo con su nuevo oficio recién estrenado, el que iniciaba con su vida pública. La mano tendida al Hijo era el Espíritu. Llegó a Él para llenarlo a rebosar en el bautismo y escuchó las palabras del Padre: “Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco”. Pero este Espíritu lo llevó al desierto para que fuera tentado. Dos veces aparece referido el Espíritu al principio del pasaje para luego desparecer, entonces hace presencia el diablo, cuyo nombre queda escrito cuatro veces. ¿Desproporción entre la ayuda del Espíritu y la hostilidad del maligno? Probablemente no nos resulte desconocida esta paradoja en nuestra propia vida. ¿No parece que Dios, tras habernos acompañado, nos deja a la intemperie e indefensos?

Desapareció la explicitud del Espíritu, pero Él siguió presente, porque Jesús estaba lleno de Él. Obraba desde dentro, desde la invisibilidad de quien fortalece internamente para librar las batallas externas. Y conduce a Jesús hasta un lugar inhóspito para una estancia de cuarenta días, clara alusión al recorrido de cuarenta años del Pueblo de Israel por el desierto. En aquel lugar, donde no habita nadie, de aridez y esterilidad lo esperaba el diablo con un manojo de tentaciones.

Las tentaciones comienzan su virulencia cuando la fragilidad es más patente. El Maestro llevaba cuarenta días sin comer y el hambre tenía que ser enorme. Sin embargo, renuncia a un pan inapropiado, el pan que se obtiene sin esfuerzo, por el que no se ha trabajado. El pan será rancio y no alimentará si no es acorde con la voluntad de Dios, que nos llega a través de su Palabra. El gobierno sobre todas las naciones de la tierra es seductor, pero, para hacerlo bien, hace falta ser muy libre, tanto como para no dejarse arrastrar por el afán de poder, la violencia, el favoritismo, la avaricia, el desinterés por los indefensos… El diablo pide a Jesús someterse a él, al mal, para obtener este botín de poder. En realidad, le pide perder su libertad, el gobierno sobre sí mismo, para tenerlo sobre otros. El máximo poder que podemos desplegar es el regir nuestra vida conforme a la bondad, la justicia y la belleza: desde Dios y hacia Dios. Entonces seremos soberanos libres de nuestra propia vida. La última tentación sucede en un lugar sagrado, el templo de Dios. La fe y la vida cristiana no exime de las agresiones de la vida ni de los reveses que se sufran. Si tenemos que sufrir desgracias no se devalúa nuestra condición de Hijos de Dios, ni el amor del Padre por nosotros. El Espíritu Santo obra en nuestro interior con su fuerza, para que todo golpe no haga crecer en confianza en Dios, en amor a Cristo y a los hermanos, como sucedió con Jesús, que aprendió sufriendo a obedecer.

El Espíritu que parecía dejar a Jesús indefenso ante los ataques de su enemigo es el mismo que parece abandonarnos cuando tenemos que librar las batallas más recias. Y, sin embargo, lo que hace es cuidarnos, protegernos, robustecernos internamente para que lo que puede ser el motivo de nuestra derrota y destrucción se convierta en el de nuestro triunfo y crecimiento. 

Programación Pastoral 2021-2022