Ciclo A

Exposición del Santísimo Y Oración

 

Exposición del Santísimo 

En San Pedro Apóstol TODOS LOS JUEVES de 19.30 a 20.30

En Santa María TODOS LOS DOMIGOS de 19.00 a 19.30

En Las Mínimas TODA la mañana de 9.30 a 13.00

 

 

 

 

 

 

DOMINGO XI DEL T. ORDINARIO (ciclo A). 18 de junio de 2023

Ex 19,2-6: “Seréis para mí un reino de sacerdotes y una nación santa”.

Sal 99: Nosotros somos su pueblo y ovejas de su rebaño

Rm 5,6-11: Cristo, siendo nosotros todavía pecadores, murió por nosotros.

Mt 9,36-10,8: “Rogad pues, al dueño de la mies, que mande trabajadores a su mies”.

 

Es hora de ponernos a trabajar en serio. En verdad que nunca ha dejado de ser hora de ello, pero en estos momentos sea tal vez sea más acuciante porque se nos acumulado el trabajo y no damos abasto. Esta acumulación de tareas pendientes puede deberse a una mala gestión del trabajo por pereza, lentitud, falta de diligencia o porque es excesivo. La mies es abundante y los trabajadores son pocos. ¿Pocos en número o pocos en cuanto al rendimiento en el trabajo?

El caso es que uno de los motivos fundamentales por los que tenemos que ponernos a trabajar con intensidad es porque estamos cansados, exhaustos, agotados.

El trabajo, de por sí, no cansa, sino que dignifica, fortalece, eleva. Lo que agota es una vida sin un horizonte ni un sentido. Trabajar sin saber para qué o sin expectativas lleva a un tedio y un cansancio difícil de superar. ¿Con qué motivación nuestros esfuerzos, preocupaciones, intereses? ¿Hacia dónde se orientan?

Al ver Jesús a las gentes se compadecía de ellas, porque andaban extenuadas y abandonadas, como ovejas que no tienen pastor. El encargado de las ovejas pasa tiempo con ellas, pone orden en el rebaño y busca su prosperidad. De otro modo el grupo de animales vivirían de modo errático, arbitrario y caótico. Sin hacia dónde vamos, desconocemos para qué vivimos y el descontento puede llevarnos a satisfacciones inmediatas o actividades de relleno, que aumentan la sensación de vacío.

Algunos pensadores hablan de un nuevo modo de esclavitud, sin violencia ni coacción, sino por el sometimiento a un rito de vida vertiginoso, con ausencia de momentos que llamaríamos “improductivos”, necesarios para detenernos, contemplar y profundizar en las cosas y saborear los acontecimientos. El Pueblo de Israel tuvo la experiencia de un trabajo opresor impuesto por el faraón. La liberación de esta realidad permite una alianza entre Dios y ellos, personas libres que pueden decidir sobre su presente y futuro. Decidirse por la libertad conlleva sacrificios y elecciones, y una vigilancia constante para evitar que el corazón sea seducido por nuevas formas de cautiverio, a lo que tiene tendencia, porque es más cómodo no tener que enfrentarse a los retos, tener todo dispuesto (como hacen los totalitarismos) dejarse llevar por lo de todos.

Dios los hizo también “sacerdotes” y una “nación santa”. Los capacita para ofrecer sus propias vidas. ¿Qué habrá de valioso en una vida de solo repetición y carente de hondura? Lo que se sacrifica a los ídolos no se le puede ofrecer a Dios. La santidad es una consecuencia de la libertad; un pueblo protegido de las fuerzas dañinas patentes o sutiles, dispuesto para la alabanza a su Dios, su pastor, donde se alcanza la mayor libertad.

El prototipo del sacrificio es el de Cristo. El trabajo que le encomendó el Padre fue el de mostrar el amor divino e inaugurar el Reino de paz y justicia. Ofreció todo su amor al modo como podía en cada momento. El definitivo fue el de entregar su existencia, su vínculo instintivo con la vida y su fracaso en la cruz. El fruto de este trabajo se convirtió en salvador y, para que llegue a todos, elige colaboradores, continuadores de la obra de sus apóstoles y discípulos.

El trabajo sigue siendo acuciante para que todos nos dejemos habitar por el Espíritu, encuentren descanso en la misericordia divina, y trabajemos por su Reino. 

Programación Pastoral 2021-2022