BEGIN:VCALENDAR VERSION:2.0 PRODID:-//jEvents 2.0 for Joomla//EN CALSCALE:GREGORIAN METHOD:PUBLISH BEGIN:VEVENT UID:2d810e37c21c5afbb502e9654770aa05 CATEGORIES:Liturgia SUMMARY:Evangelio del Día DESCRIPTION;ENCODING=QUOTED-PRINTABLE:
Lectura de la primera carta del apóstol san Juan 4, 11-18
Queridos hermanos, si Dios nos amó de esta manera, también
nosotros debemos amarnos unos a otros.
A Dios nadie lo ha vist
o nunca. Si nos amarnos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor
ha llegado en nosotros a su plenitud.
En esto conocemos que per
manecemos en él, y él en nosotros: en que nos ha dado de su Espíritu. Y nos
otros hemos visto y damos testimonio de que el Padre envió a su Hijo para s
er Salvador del mundo.
Quien confiese que Jesús es el Hijo de D
ios, Dios permanece en él, y él en Dios.
Y nosotros hemos conoc
ido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él.
Dios es am
or, y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él.
En esto ha llegado el amor a su plenitud con nosotros: en que tengamos co
nfianza en el día del juicio, pues como él es, así somos nosotros en este m
undo.
No hay temor en el amor, sino que el amor perfecto expuls
a el temor, porque el temor mira el castigo; quien teme no ha llegado a la
plenitud en el amor.
Salmo
Lectura del santo evangelio según San Marcos 6, 45-5
2
Después de haberse saciado los cinco mil hom
bres, Jesús enseguida apremió a los discípulos a que subieran a la barca y
se le adelantaran hacia la orilla de Betsaida, mientras él despedía a la ge
nte. Y después de despedirse de ellos, se retiró al monte a orar.
Llegada la noche, la barca estaba en mitad del mar y Jesús, solo, en tie
rra.
Viéndolos fatigados de remar, porque tenían viento contrar
io, a eso de la cuarta vigilia de la madrugada, fue hacia ellos andando sob
re el mar, e hizo ademán de pasar de largo.
Ellos, viéndolo and
ar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y dieron un grito, porque tod
os lo vieron y se asustaron.
Pero él habló enseguida con ellos
y les dijo:
«Animo, soy yo, no tengáis miedo».
Ellos estaban en el
colmo del estupor, pues no habían comprendido lo de los panes, porque tení
an la mente embotada.